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Puerto Octay, un rincón alemán en sur de Chile

Puerto Octay es una hermosa ciudad ubicada en la ribera norte del lago Llanquihue, a 50 km al este de la ciudad de Osorno (capital de la provincia del mismo nombre); 52,1 km al este de la increíble Puerto Varas; ya 78 km al noreste de la ciudad de Puerto Montt, capital de la región de Los Lagos. Sus orígenes se remontan a la época prehispánica, pero su conformación actual se remonta a la época de la colonización alemana, que se inició en 1852, con el establecimiento de las primeras doce familias en la localidad que hoy se conoce como Playa Maitén (este hito es recordado con una placa conmemorativa ubicada en el cementerio instalado en la Capilla Católica local).

Desde su fundación oficial como villa en 1891, bajo la presidencia de Jorge Montt, Puerto Octay ha pasado de un área comercial a un área turística, cuyos atractivos hipnotizan al visitante con su belleza natural y el testimonio histórico de sus calles, arquitectura, cultura y gastronomía

Geografía
Las características geográficas del lugar, con la península Centinela protegiendo las orillas del lago Llanquihue de los vientos de la región, hicieron de este pueblo un punto estratégico para embarcaciones fluviales de finales del siglo XIX. El sitio se convirtió en uno de los principales puertos de la Cuenca del Lago y con él crecieron talleres, industrias, casas, comercio y barcos de vapor. Todos los productos de la región llegaban a Puerto Octay y luego se transportaban a Puerto Varas y de allí a Puerto Montt y Osorno, los productos vendidos eran los obtenidos en tierras aledañas.

Al principio, eran los mismos colonos alemanes los que hacían producir esta tierra, trabajando con toda la familia y muchas veces con la colaboración de los vecinos. Cada propiedad tenía una casa donde vivía toda la familia y un pequeño muelle para el movimiento de productos.

Comercio y multiculturalidad
Durante este tiempo, fue el centro del comercio, la distribución de la producción agrícola local y nacional, la conexión de norte a sur, cuando aún no existía red de carreteras, ruta 5 sur y red ferroviaria. A medida que emergían los caminos, el vapor pronto desapareció (1950), hasta que se extinguieron totalmente en 1960. Esta situación marcó su desarrollo y crecimiento, pero sin duda la ubicó como un lugar que alberga los vestigios de diferentes culturas. Además de los alemanes, británicos de clase alta, chilenos y viajeros de diversas nacionalidades que pasaban por el puerto local le daban el tono multicultural al lugar. Esta mezcla cultural ha sido la característica que los Octayinos han impreso en todo lo que emprendieron, en su desarrollo y en sus sueños, que se encuentran en cada expresión y actividad.

Un pasado próspero que sin duda influyó en su presente al recibir visitantes que recrean con su arquitectura, patrimonio cultural y natural (este último conservando sus bosques, la vida sencilla y, sobre todo, el contacto permanente con la naturaleza preservada).

Actualmente, Puerto Octay muestra la influencia alemana de la colonización, en la valiosa arquitectura de sus edificios, principalmente casas, enmarcados en los estilos Primitivo, Neoclásico y Chalet.

El Museo El Colono es también otra instancia para conocer la vida de los colonizadores. Se trata de objetos, fotografías y maquinaria que atestiguan el desarrollo del municipio y la presencia de los alemanes del siglo XIX en la región.